¿Centros de datos de IA en el espacio? La visión de Elon Musk que sacude a Silicon Valley
En un hilo publicado en X, José Gefaell, analista financiero, exdirectivo del sector bancario y fintech, reavivó el debate sobre el futuro de la inteligencia artificial y su principal cuello de botella: la energía. En su hilo, Gefaell plantea una hipótesis ambiciosa: que Elon Musk esté evaluando convertir la constelación de satélites Starlink en una infraestructura de procesamiento de datos basada en energía solar, desplazando parte de la computación de la IA fuera del planeta.
Según este enfoque, el problema que hoy enfrentan las grandes compañías tecnológicas no es la falta de chips ni de talento, sino la imposibilidad física de abastecer de electricidad, refrigeración y agua a centros de datos cada vez más demandantes. Gefaell sostiene que, frente a ese límite, Musk podría estar apostando por una integración vertical inédita: cohetes reutilizables, satélites propios, energía solar constante en órbita y una empresa de IA -xAI- capaz de consumir esa capacidad computacional.
El propio Musk reconoció recientemente en X que la computación en órbita es una posibilidad que está siendo considerada a futuro, aunque sin anunciar proyectos concretos, plazos ni montos de inversión. No existen confirmaciones oficiales sobre una salida a bolsa de SpaceX, ni sobre la construcción de centros de datos orbitales, ni sobre el uso masivo de chips de IA en los satélites Starlink, como sugieren algunas interpretaciones del hilo original.
Aun así, la hipótesis pone sobre la mesa un debate estratégico de fondo. Mientras empresas como Microsoft, Google u Oracle enfrentan crecientes restricciones energéticas y costos de infraestructura en tierra, la idea de una computación basada en el espacio abriría un escenario radicalmente distinto, con menos dependencias regulatorias y energéticas. Para Gefaell, si ese modelo llegara a materializarse, quien controle la infraestructura orbital podría convertirse en un actor dominante de la economía de la IA.
El interrogante, como advierte el propio analista, no es solo tecnológico o financiero, sino también político: la concentración de la infraestructura computacional global en una única red y en manos de una sola empresa plantea riesgos que exceden el negocio y alcanzan a la gobernanza de la inteligencia artificial a escala planetaria.
En el plano local, la discusión también abre interrogantes para la Argentina. El país cuenta con infraestructura estratégica que suele pasar desapercibida: en la costa bonaerense, particularmente en Las Toninas, se concentran los principales puntos de amarre de cables submarinos que conectan a la Argentina con Estados Unidos, Brasil y Europa, convirtiendo a esa zona en un nodo crítico del tráfico internacional de datos.
A eso se suma el potencial energético. Especialistas como Martín Dapelo vienen señalando que la Argentina podría transformarse en un hub de energías limpias para industrias intensivas en consumo eléctrico, como la inteligencia artificial, gracias a recursos eólicos y solares de clase mundial. Sin embargo, hoy esas ventajas aparecen desconectadas entre sí: existe conectividad, existe potencial energético, pero todavía no hay centros de datos de gran escala ni una estrategia que articule ambos elementos en una propuesta concreta para la economía de la IA.
Fuente: www.NetNews.com.ar
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