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PRODUCCIÓN 15.05.2023

El largo plazo del sector citrícola: Cinco estrategias para desarrollarse en un país en crisis

La incapacidad política de consensuar ciertos compromisos de mediano y largo plazo hace que la economía de Argentina no tenga un crecimiento estable y prolongado.


Nuestras crisis son más recurrentes y prolongadas que la de nuestros vecinos, las recuperaciones de los últimos años se han mostrado frágiles y cada vez más dependientes de estímulos externos. Nuestro crecimiento ha estado fundado principalmente en el consumo interno, relegando del foco de la política pública a la promoción de las exportaciones y la inversión. El mecanismo del consumo permite evitar el colapso del
sistema social, pero el abuso sistémico conlleva continuos desequilibrios fiscales y ciclos de endeudamiento internos o externos. Todo lo cual termina derivando, más tarde o más temprano, en inflación, inestabilidad monetaria, menor inversión, mayor informalidad laboral y aumento de la pobreza y de la desigualdad social.

Nos encontramos discutiendo los temas de siempre: el dólar, la inestabilidad económica y el deterioro social que trae cada nueva crisis. La brecha entre el dólar oficial y los “otros” dólares se convierte en el termómetro de una incertidumbre generalizada.
Múltiples actores económicos –incluyendo aquellos que pueden exportar e ingresar divisas a versiones de tipo de cambio más competitivos– recalculan sus expectativas a la espera de una devaluación que anticipan inevitable. Al mismo tiempo, no se trata sólo de estabilizar, sino también de encontrar mecanismos para que los actores colectivos hagan del desarrollo una prioridad. Esto exige compromisos en los que todas las partes cedan
algo en el corto plazo con la visión de que eso transformará positivamente el aparato productivo y generará mayor prosperidad y mayor igualdad en el largo plazo. Es urgente construir una agenda de políticas que estabilicen la macroeconomía, reactiven la inversión y potencien las exportaciones. Una economía estable y reglas de juego predecibles son fundamentales para que las empresas puedan planificar a largo plazo el desarrollo de nuevos mercados, productos y avanzar en la toma de decisiones estratégicas de inversión. Esto incluye tener un esquema de baja inflación, un tipo de cambio competitivo y un entorno regulatorio e impositivo predecible. Todas ellas son condiciones que, incluso en tiempos de convulsión local e internacional, nuestros vecinos de la región han logrado sostener.

 

 

 "Esto incluye tener un esquema de baja inflación, un tipo de cambio competitivo y un entorno regulatorio e impositivo predecible" 

 

 


En este contexto, extremadamente complejo, uno de los actores claves que opera y se ve desafiado por estas condiciones es el sector citrícola. En particular, el negocio del limón -una de las principales economías regionales del país- genera unos 500 millones de dólares por año en exportaciones-incluyendo aceites esenciales, limones y jugo- y emplea a más de 70.000 personas sólo en la provincia de Tucumán. Dada la histórica volatilidad del contexto político económico argentino que no pareciera tener una solución inmediata, aquí se presentan una agenda prospectiva de medidas concretas que el sector el sector citrícola -en particular el del limón- debería considerar para potenciar sus acciones en el
largo plazo:


1. Establecer el Plan Estratégico Citrícola Argentino (PECA 2030), cuyo horizonte sea la implementación de acciones colectivas de alta relevancia, surgidas del debate y del consenso en el seno del sector. Esto se realiza para propiciar la creación de valor a través de la organización e integración de los actores de la cadena, el potenciamiento de su capacidad exportadora y de negociación, la penetración en mercados y la fidelización de mercados, clientes y consumidores. Para ello es necesario establecer las prioridades institucionales del sector y los mecanismos para promoverlos y alcanzarlos. Esto implica la necesidad de  a) contar con información estadística agrupada y actualizada (comercial, competitiva, tecnológica, legal, etc.), b) el análisis político económico para promover la sanción de leyes y normativas que atiendan las necesidades del sector, y c) las tareas de relacionamiento estratégico para la resolución de los conflictos institucionales que regularmente se presentan. Todo esto debe realizarse
atendiendo el doble desafío de actuación a nivel local y nacional -cuando los centros de toma de decisión política se encuentran a más de 1000 kilómetros de donde se produce- y en múltiples organismos diferentes (Energía, comercio, sindicatos, otros sectores económicos, etc.). 


2. Fortalecer alianzas estratégicas con organismos técnicos provinciales, nacionales e internacionales. Estos organismos son de utilidad para proporcionar información sobre los mercados de destino, asesorar sobre los requisitos de calidad y barreras fitosanitarios, ayudar a los productores a participar en ferias internacionales, pero también para obtener mejores herramientas crediticias. Las empresas necesitan financiamiento a corto y largo plazo con tasas de interés competitivas para poder realizar inversiones y aumentar sus exportaciones, siendo el alto costo de capital
uno de los factores principales que dañan nuestra competitividad de corto y largo. Existen hoy alternativas de créditos y subsidios que deben aprovecharse por el sector, impulsándose también su adecuamiento para las necesidades sectoriales. Asimismo es clave lograr una articulación efectiva con agencias, embajadas y organismos internacionales para la apertura de nuevos mercados y la obtención de certificaciones verdes.

 

                                           


3. Establecer una estrategia comunicacional de promoción y publicidad del sector. Es importante que se desarrollen campañas publicitarias y promocionales -tanto en mercados internacionales como a nivel nacional- no sólo para promover sus exportaciones sino, fundamentalmente, para movilizar apoyo político e institucional. Incorporar la agenda del sector en los medios es clave para la promoción y defensa del sector . Esto incluye diferentes medios de comunicación: diarios locales y nacionales, redes sociales, sitios web y publicaciones especializadas en la industria alimentaria, reuniones de prensa y eventos públicos, entre otros.


4. Articulación con el sector científico/tecnológico público y privado. La innovación tecnológica es clave para mejorar la calidad y competitividad de los productos del sector. Argentina tiene un sistema científico-tecnológico destacado en la región con múltiples organismos (CONICET, MINCyT, Agencia I+D+i, INTA, INTI, Universidades públicas y privadas, etc.) con los cuales establecer alianzas que permitan desarrollar herramientas para mejorar la producción y las exportaciones.Es necesario construir un proceso colectivo de innovación tecnológico-productiva en todas las fases de la cadena para alcanzar una alta competitividad, donde la sostenibilidad sea un componente principal del desarrollo de nuevos productos.


5. Aumentar la formación y capacitación: este punto no solo incluye la capacitación de los trabajadores rulares y operarios industriales sino, especialmente, la de mandos medios, personal directivo y empresarios del sector. Es imperiosa la capacitación y formación en distintos aspectos (relaciones institucionales, idiomas, planificación, gestión empresarial y marketing) que son claves para mejorar la competitividad, la identificación de oportunidades y la adaptación a los cambios, la gestión de riesgos y el cumplimiento de normativas y regulaciones nacionales e internacionales que se aplican a la exportación.


En suma, estas cinco medidas marcan una hoja de ruta para promover una agenda de cambio y proyección sectorial más allá de la histórica volatilidad política y económica argentina. Acostumbrados a lidiar con estos vaivenes, los empresarios del sector cuentan con la resiliencia para la supervivencia en contextos difíciles. Esto también puede ser un estímulo y desafío para proyectar al sector en el largo plazo y con independencia de los cambios políticos y las crisis económicas. Esto no es nuevo en Argentina, otros sectores igualmente potentes y de larga tradición -como el vitivinícola- han logrado implementar estrategias semejantes. La Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) es un antecedente exitoso que muestra la importancia de la planificación estratégica y la articulación con el sector público para promover el desarrollo y las exportaciones. Esto
significa que, dada su importancia, capacidad y conocimiento, el sector limonero también está listo para dar el salto que le permita consolidarse y potenciarse como uno de los actores claves de la economía argentina.

Planificación, articulación y sostenibilidad, son los pilares sobre los cuales avanzar.

 

 

 

 

 

 

Publicado en DESAFÍO EXPORTAR mayo 2023

Fuente: www.NetNews.comar

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