Prioridad exportadora y proteccionismo global: el camino de la Argentina
Por Marcela CristiniEconomista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) y miembro del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
La economía argentina se ha caracterizado por un limitado horizonte de planeamiento y por las dificultades políticas para mantener el foco en las prioridades económicas del mediano y largo plazo. En efecto, las crisis macroeconómicas recurrentes son el efecto visible de la incapacidad del país para lograr consensos, abandonar cambios pendulares y avanzar en su desarrollo.
El último episodio crítico se fue se desenvolviendo entre 2022 y 2023, cuando se acumularon las presiones inflacionarias de un muy elevado gasto público y la aplicación de innumerables controles a la economía. Esta situación obligó a un severo plan de estabilización que, lanzado por el gobierno del presidente Milei en 2024, ha enfrentado una etapa de prueba política y financiera que podría empezar a despejarse luego de los favorables resultados de las elecciones de medio término.
En este marco siempre es difícil abstraerse de la coyuntura y, en cambio, concentrar el análisis en los temas de carácter estructural. Entre ellos, la incapacidad de generar divisas para el crecimiento, la llamada “brecha externa”, es uno de los principales. Dentro del cambio de paradigma económico de las actuales autoridades se fueron realizando avances necesarios: se liberaron controles de importaciones y regularizaron los pagos, se redujeron parcialmente los derechos de exportación y se facilitaron los trámites de ventas al exterior incluida la venta de servicios. También se trazó como objetivo una mayor inserción internacional activando las negociaciones de acuerdos preferenciales por vía del MERCOSUR y en forma directa, como en el caso de los Estados Unidos.
En este escenario y dentro de las limitaciones que impone el tipo de cambio real poco remunerativo que el gobierno utiliza como ancla de los precios, los resultados del comercio de bienes y servicios han sido alentadores. El gráfico muestra que la recuperación del comercio exterior ha logrado sostenerse desde mediados de 2024 (en términos del acumulado de 12 meses como indicador de tendencia). En esta oportunidad el saldo positivo del balance de mercaderías no requirió de precios excepcionales de commodities como en el período 2005-12 ni de controles severos a las importaciones como en 2021-23.

Los datos del intercambio comercial de mercancías en los nueve primeros meses del año, según el INDEC, muestran que nuestras exportaciones crecieron un 7,5% interanual (USD 63.533 mill.) mientras las importaciones lo hicieron un 30,6% (USD 57.503 mill.). El saldo comercial fue de USD 6.030 millones, lo que sugiere que el aporte anual será algo menor al del año pasado (US$ 15.057 mill.). Este resultado se ve favorecido por términos del intercambio favorables ya que, si bien nuestros productos exportables redujeron sus precios levemente, los precios de nuestras importaciones cayeron significativamente (-5,8%).
Los productos exportados se concentraron en los sectores primarios y de la agroindustria, siguiendo la tendencia histórica, que representaron un 61% del total vendido al exterior. Del lado importador el 72,3% de las compras se concentraron en insumos, bienes de capital y sus repuestos, apuntando a un proceso de producción e inversión de más largo plazo. Un aspecto importante es la incorporación de un mayor volumen exportado de combustibles y productos de la minería, como respuesta a las inversiones recientes (Vaca Muerta, litio, oro, etc.).
Por su parte, el comercio exterior de servicios registra dos tendencias diversas a considerar. Por un lado, las exportaciones de servicios digitales y servicios empresariales y profesionales han crecido, manteniendo un saldo positivo para nuestro país. En sentido contrario, la situación del turismo refleja los costos de un tipo de cambio que aleja a los turistas extranjeros y favorece los viajes de los locales. Este hecho limita la contribución de una industria que ya tiene un muy buen desarrollo en nuestro país para la atracción de viajeros internacionales.
Lo comentado hasta aquí indica que nuestras empresas exportadoras tradicionales y de servicios permanecen atentas a las oportunidades pero que las condiciones macroeconómicas no se alinean aún para facilitar la ampliación de nuevos negocios. A la vez, la apertura importadora requiere prudencia ya que las empresas locales deben lograr condiciones de competitividad que no dependen exclusivamente de sus decisiones de inversión, sino del clima general de negocios de nuestro país (regulaciones, impuestos, infraestructura).
Por último, todas las consideraciones anteriores deben encuadrarse en un mercado mundial sujeto a fuertes cambios. La competencia tecnológica entre los Estados Unidos y China, como las dos principales economías mundiales, dio como novedad el cambio de la estrategia externa de los Estados Unidos hacia el ejercicio de acciones directas usando su política comercial como amenaza previa en sus negociaciones bilaterales. En paralelo, se observa una retracción norteamericana en el liderazgo de organismos multilaterales y un debilitamiento del orden económico internacional que se había ido construyendo lentamente luego de la Segunda Guerra Mundial. Así, en el capítulo comercial el mundo transita un regreso al proteccionismo y a la negociación bilateral. Hasta el momento, los principales resultados en su propio mercado de la nueva estrategia norteamericana se pueden resumir en los siguientes puntos: a. dado el peso de su mercado “grande” ha logrado algunos acuerdos beneficiosos con sus principales socios comerciales (Reino Unido, Japón, Unión Europea, Australia); b. se decidieron algunas inversiones internacionales y de sus propias empresas para reacomodar las cadenas de valor prioritarias (tecnológicas) hacia economías aliadas o dentro del propio territorio, c. la recaudación por aranceles permite financiar reducciones de otros impuestos limitando el endeudamiento del gobierno. En un plazo un poco más largo, en cambio, no se descarta que los Estados Unidos registren efectos negativos como el aumento de precios, pérdida de competitividad y de actividad económica.
Más allá de los objetivos y eventuales costos para los Estados Unidos con su nueva estrategia, cabe preguntarse si este cambio de orientación modificará significativamente el orden mundial o si será solamente un desvío transitorio. Los primeros signos son hacia un reacomodamiento de los flujos de comercio e inversiones que tienen como principal protagonista a China, pero que también abarcan a otros exportadores muy importantes como la Unión Europea, India y Brasil, entre otros. A la vez, se observa con preocupación la postergación de agendas necesarias como la ambiental o la de seguridad alimentaria.
A la vez, por el momento, se ha constatado una resiliencia mayor a la esperada en los indicadores de actividad y comercio mundiales, teniendo en cuenta la magnitud del shock. Así, el crecimiento mundial se pronostica con una leve desaceleración del 3,3% en 2024 al 3,1% en 2026 (datos del FMI, oct. 2025) y el comercio mundial de mercancías mantiene su crecimiento entre 2024 y 2025 en volumen con un 2,8% y 2,4%, respectivamente (según la OMC, oct. De 2025). La aceleración del comercio de productos tecnológicos, vinculados con el desarrollo de la inteligencia artificial, explican en parte estos resultados. Sin embargo, el formato arbitrario y no anticipable que adquirieron las negociaciones internacionales sugiere que estas tendencias enfrentan un riesgo importante de cambios negativos abruptos.
En el futuro inmediato, la Argentina debe avanzar en el fortalecimiento de sus fundamentos económicos que incluyen mayor competitividad, aumento y diversificación de exportaciones y atracción de inversiones directas. Para ello, deberá también seguir de cerca el desenvolvimiento de estas nuevas tendencias internacionales.
Fuente: www.NetNews.com.ar
COMENTARIO
0 comentarios
IMPORTANTE: Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
