Suiza: los alimentos deberán informar si provienen de animales sometidos a sufrimiento sin anestesia
En una medida que sacudió a la industria alimentaria mundial, Suiza puso en marcha una ley pionera que exige a todos los productos de origen animal indicar en su etiqueta si el animal fue sometido a prácticas dolorosas sin anestesia.
A partir del 1º de julio, carne, leche, huevos y derivados deberán llevar esta información de forma clara, incluso si fueron producidos fuera del país. La nueva legislación convierte a Suiza en el primer país del mundo en aplicar este nivel de transparencia obligatoria, y promete desencadenar un efecto dominó en los países vecinos.
Un nuevo estándar: informar si hubo dolor
La norma alcanza a todas las etapas de producción. Si durante la vida del animal se practicaron procedimientos dolorosos sin anestesia -como la castración, el descorne, el corte de cola o la alimentación forzada en el caso del foie gras-, el producto deberá advertirlo explícitamente. El objetivo es que el consumidor tenga una herramienta para tomar decisiones informadas y éticas.
La medida también impacta en las importaciones. Los supermercados y restaurantes que comercialicen productos del extranjero tendrán que garantizar el cumplimiento del nuevo etiquetado o, en su defecto, consignar que no se puede asegurar el cumplimiento de los estándares suizos de bienestar animal.
¿Y el matadero? No, no habrá vacas anestesiadas
Una duda que surgió con fuerza tras el anuncio fue si Suiza comenzaría a exigir anestesia para el sacrificio del animal. La respuesta es no.
El proceso de faena ya está regulado tanto en Suiza como en la Unión Europea. La normativa vigente exige que los animales sean aturdidos antes de ser sacrificados, un procedimiento que busca evitarles dolor y sufrimiento, y que es distinto a la anestesia médica. Este aturdimiento se realiza, según el tipo de animal, mediante pistolas de perno cautivo, descargas eléctricas o inhalación de gases.
Dado que estas prácticas ya son obligatorias y están diseñadas para que el animal no sufra al momento del sacrificio, no están alcanzadas por la nueva ley de etiquetado. La norma se centra en procedimientos anteriores, realizados durante la crianza o engorde.
Transparencia como herramienta de presión comercial
Más allá de la protección animal, la ley tiene un impacto geopolítico evidente. Suiza está utilizando la transparencia como una forma de proteger a sus propios productores, obligando a la competencia extranjera a elevar sus estándares si quiere acceder al mercado ético que ya exigen los consumidores más jóvenes.
La Generación Z y los millennials, que cada vez más priorizan el origen de lo que consumen, representan un porcentaje creciente del poder de compra. Según estudios internacionales citados por organizaciones de consumidores, hasta un 70 % de ellos estaría dispuesto a pagar más por productos libres de crueldad animal.
Con esta jugada, Suiza ofrece a sus marcas una ventaja competitiva: quienes ya cumplen podrán posicionarse con claridad frente a un público exigente, mientras los demás deberán adaptar sus procesos si no quieren ver sus productos señalados con etiquetas poco atractivas.
¿Un modelo para Europa?
La presión ya se siente en el continente. Francia, Alemania y el Reino Unido cuentan con directrices voluntarias sobre bienestar animal, pero aún no han dado el paso hacia el etiquetado obligatorio. El éxito de la norma suiza podría acelerar los tiempos. En círculos legislativos europeos ya se habla de replicar la medida dentro de los próximos dos años.
También los grandes supermercados, como Carrefour o Lidl, están bajo presión: deberán decidir si continúan comprando productos de bajo estándar —y arriesgan una etiqueta negativa— o si migran hacia proveedores éticos.
La situación argentina
- En 2023, Argentina exportó US$?8,36 millones en carne bovina fresca o refrigerada sin hueso a Suiza, lo que equivale a unos 575?toneladas
- En 2024, el valor total de las importaciones suizas de bienes cárnicos procedentes de Argentina alcanzó US$?25,7 millones, incluyendo:
- carne bovina fresca o refrigerada por US$?16,2 millones
- carne de équidos por US$?8,9 millones
- carne de aves por US$?0,6 millones Trading Economics.
Además, en 2024 Argentina exportó a Suiza US$?14 millones en carne y despojos cárnicos, según datos de comercio bilateral .
Las prácticas más habituales que se realizan en Argentina y que ahora quedarían alcanzadas por la nueva ley suiza son:
Castración (de terneros machos)
Se hace para controlar el temperamento, facilitar el manejo y mejorar la calidad de la carne.
Métodos: corte quirúrgico, burdizzo (aplastamiento de los conductos), o ligadura con bandas elásticas.
Doloroso en todos los casos.
Requiere anestesia según estándares modernos de bienestar animal.
Descorne o “mochado” (eliminación de los cuernos)
Se realiza para evitar peleas entre animales y lesiones al personal.
Puede ser:
Preventivo: quemado químico o térmico de las yemas cornales en terneros muy jóvenes.
Quirúrgico: corte de cuernos ya formados.
Ambos métodos son dolorosos y requieren anestesia o al menos analgesia postoperatoria.
Marcado a fuego
Todavía se usa en muchos países, aunque hay alternativas como el marcado electrónico.
Produce dolor agudo y quemaduras.
Se considera una práctica que debería ser reemplazada o, si se realiza, requeriría analgesia.
La ley suiza marca un punto de inflexión en la relación entre el consumidor, el mercado y la industria alimentaria. Por primera vez, un país obliga a contar toda la historia detrás del alimento, aunque duela. Y en tiempos en que la ética vende más que la publicidad, no es un detalle menor.
Fuente: www.NetNews.com.ar
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